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Mi dulce esposa. Español.

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Offline Dario

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Mi dulce esposa. Español.
« on: September 07, 2023, 10:42:09 AM »



Quiero contaros algo que ocurrió una tarde de verano hace unos años. Ruth, mi mujer y yo vivimos en una pequeño pueblo del norte de España. Aquí prácticamente nos conocemos todos y se hace bastante vida social. Ella tiene un grupo grande de amigas y suelen quedar todos los miércoles a tomar unas copas.
Hace algún tiempo Ruth y sus amigas estuvieron hablando en un bar acerca de una chica llamada Conchita que tenía muy mala fama en el pueblo.. Conchita es conocida por acostarse con cualquiera y no cae muy bien entre las mujeres. Ese día mi esposa comentó a sus amigas que Conchita era una buscona y dijo que era "mala como una culebrilla". Por una fatalidad Conchita estaba también en bar, aunque en otro reservado y lo escuchó todo. Sin que mi mujer ni sus amigas se dieran cuenta Conchita abandono el local y se dirigió a nuestra casa. Mi sorpresa fue grande cuando llamaron a la puerta y al abrir me encontré con ella y no con Ruth, como esperaba.
La invite a entrar, extrañado y cuando nos sentamos en el salón me contó lo ocurrido y me dijo que estaba indignada con Ruth y que quería pedirle una explicación. Yo quite importancia al asunto y nos pusimos a charlar. Conchita es una mujer muy atractiva a pesar de su baja estatura. Para esa fecha tenía 26 años y un largo pelo castaño rizado que le llega casi a la cintura. Aunque solo mide 1,50 m y no pesa más de 45 kilos su cuerpo es estupendo, excelentes piernas y culo y  una cara muy hermosa, con labios perfectos y grandes ojos verdes. Así que mientras hablábamos yo no paraba de mirarla.
Media hora más tarde llegó mi mujer y cuando vio a Conchita sentada en nuestro salón en minifalda enrojeció y con fuerte voz dijo:
--¿Que hace esa zorrita aquí....?
-¡He venido a decirte que eres una chismosa, a la cara, no a la espalda como tu...! contestó Conchita levantándose.
 Yo les dije a las dos que se calmaran y pregunté a Ruth si era cierto lo que me había contado Conchita. Mi rubia en ese momento tenía 28 años y es una persona muy dulce y tímida, pero estaba muy enfadada viendo a esa mujer en casa.
-- Pues sí, es verdad ¿o es que le vas a dar la razón a esa puta...?
Estaba enfadada y muy guapa con sus brazos en forma de jarra apoyando sus manos en la cintura. Ruth mide 1,64cm. Tiene el pelo liso y rubio cortado por los hombros. Tiene buena presencia aunque no es tan sexy como "la culebrilla". En ese momento la rabia brillaba en sus ojos marrones. Para mi sorpresa Conchita contestó con voz suave:
--¡Por lo que has dicho antes y por lo de ahora te voy a partir la cara..!
Ruth se rió y adoptando una pose despectiva muy típica entre mujeres cuando se desafían, le dijo:
-- ¿Tu a mí........? ¡Cuando quieras puta....!
Conchita movió la cabeza y dijo:
-Aquí no. Debemos estar a solas, no quiero que nadie intervenga.
Ruth contestó sonriendo:
--¿Ahora te acobardas?. No te preocupes, mi marido no va a intervenir. Dirigiéndose a mí añadió:
-- Dario, pase lo que pase no te entrometas.
Yo no sabia muy bien que hacer. Nunca había visto a mi dulce esposa comportarse de esa forma tan agresiva con nadie. Era evidente que no toleraba la presencia de Conchita en su propia casa y deseaba enfrentarla para demostrarme que era más mujer. Seguidamente Conchita me preguntó:
-- ¿Me juras que no intervendrás...?
Yo estaba sorprendido de que ella quisiera pelear con Ruth, que era más alta y fuerte. Pero no me desagradaba la idea de ver luchar a esas dos bellas mujeres, vestidas como estaban ambas con minifalda y camiseta que evidenciaba que ninguna tenía sostén. No me parecía mala cosa, en especial porque sabía que mi mujer era claramente mas grande. Creía que se empujarían un poco y no pasaría más, así que contesté.
--Te lo juro.
Ambas mujeres se quitaron los zapatos y fue Conchita quien se lanzó como una gata contra Ruth y la cogió de los pelos. Ruth gritó y también agarró a Conchita por sus cabellos. Durante unos segundos ambas tiraron con furia pero finalmente Ruth soltó el pelo de su adversaria e intentó darle una bofetada. Pero Conchita fue más rápida y cogiendo la muñeca de mi mujer le retorció el brazo a la espalda. Ruth intentó darle un codazo pero la pequeña hembra apretó más fuerte él atrapado brazo de mi rubia.. Ruth gimió de dolor y cayó de rodillas. Conchita entonces mantuvo la presa en su brazo y comenzó a estrangular a Ruth con su mano libre. Ruth intentaba soltarse pero el dolor en su brazo inmovilizado apenas la permitía moverse. Finalmente se echó con fuerza hacia atrás y consiguió soltarse. Ambas se pusieron rápidamente en pie y Conchita lanzó a Ruth una patada dirigida a la parte baja pero dio en la rodilla. Ruth cayó chillando y Conchita se lanzó sobre ella logrando plancharla. Mi mujer intentaba quitarse de encima a su enemiga, y por un momento pareció que iba a conseguirlo, pero Conchita le dio un puñetazo en un ojo que la hizo gritar. Ello le permitió inmovilizar los brazos de mi mujer con sus rodillas mientras se sentaba en sus pechos, Ruth pataleaba pero era en vano. Yo sabía que ese era el momento más temido en una riña entre mujeres y a veces marca el final de la contienda. Por un instante las dos se miraron con odio en silencio y de pronto Conchita comenzó a golpear a Ruth muy rápidamente con sus puños, sobre todo en los ojos.
La minifalda de Ruth estaba enrollada en su cintura y cada golpe, ella pataleaba desesperadamente mostrando impotente entre sus piernas la forma de su sexo apenas cubierto por sus braguitas.
La escena tenía un alto contenido erótico que se empañaba un poco porque mi mujer era la que estaba perdiendo. No lo podía creer, jamás pensé que mi rubia llevaría la peor parte y comprendí que su rival aparte de su fama de “come hombres” también era una brava gata. Aquello era demasiado y me acerqué rápidamente para separarlas. Pero Conchita me vio, detuvo el castigo y mirándome fijamente me dijo:
-- ¡Juraste no intervenir....!
Eso era cierto pero al acercarme pude ver los ojos hinchados y llorosos de Ruth y decidí acabar con la pelea. En ese momento Ruth me lanzó una mirada turbia y exclamo:
- ¡Déjanos solas....!
Yo retrocedí sorprendido. Conchita seguía sentada sobre las tetas de mi mujer inmovilizada. La "culebrilla" bajó su mirada y observando a mi rubia con chulería le preguntó:
-- ¿Te rindes....?
Ruth estaba bien cazada por su adversaria, pero gritó:
-¡NO!--
Conchita entonces le dio una fortísima bofetada y volvió a preguntar, y de nuevo Ruth contesto que no. Esa menuda y bella  mujercita estaba decidida a lograr la rendición de mi esposa y le dio nuevas bofetadas que se repitieron seis o siete veces más.
Ruth lloraba y pataleaba infantilmente  pero no se rendía. Me di cuenta de que mi chica estaba perdida y me acerqué dispuesto a terminar con el castigo a mi mujer.
 Mi actitud distrajo a su rival y de pronto Ruth levantó sus piernas una vez más y logró atrapar a su torturadora con ellas. Tirando con fuerza hacia atrás logró descabalgarla.
Conchita se puso rápidamente en pie levantando su minifalda hasta descubrir sus muslos sensuales para tener mayor libertad de movimientos y puso sus manos hacia delante en forma de garras esperando a su enemiga. Ruth en cambio se levantó con algo más de dificultad y aprovechó unos segundos en que estuvieron separadas para quitarse rápidamente su minifalda que se había descosido.
 El aspecto de mi mujer hizo que se me encogiera el corazón. Sus ojos estaban algo hinchados, su cara roja por el esfuerzo y las bofetadas. Por otro lado Conchita sólo estaba  despeinada aunque respiraba aceleradamente.
 Ruth me miro y dijo:
- Pase lo que pase, déjame acabar esto sola.
Yo no estaba de acuerdo, creía que el enfrentamiento se estaba volviendo peligroso, pero también sentí orgullo viendo a mi esposa con tanto valor, así que asentí. Ruth entonces se lanzó sobre su contraria, intentando darle un rodillazo en la entrepierna, pero Conchita pudo esquivarla y de nuevo las dos cayeron al suelo agarradas de los pelos. De pronto sus manos comenzaron a recorrer sus cuerpos en busca de puntos sensibles que las hacían gritar. Yo miraba la escena sin poder creer como  las dos mujeres  se producían dolor, rugían en el suelo y se arrancaban la poca ropa que tenían. Era una auténtica riña de gatas como nunca había visto y me sorprendió que mi esposa supiera pelear de esa forma.
Por algunos minutos rodaron abrazadas por el suelo con las piernas entrelazadas lo que me permitió ver el redondo culo de Conchita sólo cubierto con un tanga negro.. Finalmente tropezaron con una mesa y la suerte sonrió a mi esposa.
Ruth quedó encima y de inmediato intento sujetar a Conchita pero esta le agarró de la camiseta y con dos tirones se la rompió, desnudando sus tetas. Ahora mi mujer vestía una camiseta destrozada y una liviana prenda íntima de color blanco y se la veía sexy. Afortunadamente mi rubia empezó a dominar a su enemiga y sentandose sobre el estómago de Conchita intentó inmovilizarla. Sus pechos un poco caidos se balanceaban sobre el rostro de su rival y había una sonrisa de burla en su rostro. Pero Conchita agarrando el pelo de Ruth la acercó a su cara con gran rapidez y  levantando su cabeza golpeó con ella a Ruth en la mandíbula. Mi rubia se desplomó hacia un lado y quedó boca abajo medio atontada.
De inmediato Conchita se subió sobre su espalda. Lanzó tres fuertes puñetazos contra los riñones de Ruth y luego se puso en pie.
 Con un gesto de júbilo le arrancó de un tirón las bragas a Ruth,  dejándola prácticamente desnuda.
Conchita con más calma volvió a sentarse sobre la espalda de mi dominada mujer y comenzó a azotarle en el culo con la mano abierta.
Con cada humillante golpe Ruth se retorcia  y gemía y su culo de puso colorado.
Aquello era excitante pero también  terrible y yo no estaba dispuesto a que continuase. Pero antes de que yo pudiera hacer o decir nada Ruth comenzó a llamarme:
- ¡Por favor, por favor, quítame a esta puta de encima.....!
Conchita me miró y se dio cuenta inmediatamente de que yo no iba a permitir que continuase, así  con gran rapidez metió una mano entre las piernas de mi postrada mujer y agarró un mechón de vello pubico. Entonces dio un fuerte tirón, quedándose con unos cuantos pelitos en la mano.
El aullido de Ruth retumbó en el ambiente, y yo me acerqué corriendo. Pero Conchita ya se había levantado liberando a mi rubia. Yo cogí a mi sollozante esposa y la coloqué sobre un sofá.
Salvo por la camiseta destrozada, estaba toda desnuda y con sus manos en la entrepierna se quejaba de dolores en su sexo.
Traté de calmarla, pero Ruth seguía llorando en forma descontrolada. Entonces Conchita tal vez con un poco con curiosidad, se acercó lentamente y Ruth me miró con horror. Pude ver el pánico en sus hinchados ojos. Conchita también lo notó y sonriendo con ironía dijo:
--No te preocupes, que no voy a pegarte más. Al menos, hoy no.  Pero acuérdate de mí cada vez que quieras insultar a la gente en los bares.
Después me miró orgullosa y añadió:
-- ¡Tu esposa es una mierda como mujer y como luchadora...!
La vencedora también tenía la camiseta destrozada y como mostraba gran parte de sus firmes pechos,  le tuve que dar una blusa de Ruth. Seguidamente la pequeña ganadora se arregló como pudo la ropa, recogió su bolso y lanzandome un beso se marchó.

Durante días Ruth no salió de casa. Se pasaba el día  llorando por la paliza recibida y odiaba el momento en que la presencié. Había peleado con otra hembra frente a su hombre, en su propia casa y había sido derrotada en forma humillante. Naturalmente su orgullo femenino estaba hecho trizas. Aunque el dolor y las secuelas físicas sólo duraron un par de días, una semana después ocasionalmente seguía llorando y encerrada en nuestra casa.
 Por fin al octavo día me habló del incidente y me preguntó si yo creía que ella podría vencer a Conchita en otra pelea. Yo quise animarla y le contesté que por supuesto que sí, aunque por dentro pensaba que Conchita podría zurrar a mi dulce esposa si la retaba de nuevo.
Mis palabras de ánimo reconfortaron a Ruth y poco a poco ella fue volviendo a su vida normal. Pero noté que se cruzaba de acera con miedo y rapidez cada vez que se encontraba con Conchita por el pueblo.
Al menos de momento,  la Culebrilla había domado a mi hembra.




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Re: Mi dulce esposa. Español.
« Reply #1 on: September 07, 2023, 04:16:23 PM »
Ella debe ir al gymnasio para q te dra mas fuerza en su revancha  ;)
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